martes, 12 de noviembre de 2013

A discreción




Carguen (usted no, tiene el cargador atestado), apunten (no le hace falta mirilla, el objetivo lo tiene claro), fuego! Así es como actúa el grueso de la prensa deportiva valenciana hacia el modelo Aureliosalvista, esa bella arquitectura a pedales.

Llega ese esperado -han tardado más de lo usual- momento en el que se escudriña al nanómetro toda acción, intención sin ejecución y hasta meras ideas que salen del bocachancla del mandamás -supuesto consejo presidencialista- del Valencia. Nunca está de más analizar la actualidad del club que cubres e “informas”, pero es un canteo de libro el (mal) trato que se da a dicha información, que cae en la hábil maleabilidad del mensajero, quien lo esculpe a golpe de mazazo arbitrario para deformarlo según sus intereses/unturas laborales y/o personales. Aquel mito de la infopinión.

Se reprocha que no comparezca el presidente tras el término de la reunión del consejo de administración, cuando lo hace en su lugar, hayase visto, la persona designada precisamente como portavoz de dicho consejo. No sé de qué van estos puestos a dedo, que no son accionistas ni abonados, y hasta pongo en duda que valencianistas de pura raza, de esos de copa, puro y jerigonza folclórica, como mandan mis cánones. Harina de otro costal es la desatinada comparencia de un profesional relacionado plenamente con la abogacía, alejado del argot y escenarios futboleros, pero el hombre cumplió con lo dictado en el cargo que ostenta.

También se censura que en 8 días aún siga vacante la figura de un señor que hasta entonces había sido mero copiloto de la nao deportiva que nunca llegó a timonear. Ahora se le da un valor morrocotudo a algo que hasta hoy nunca lo fue, y lo quieren para ayer. Si tan importante es esa plaza, den al menos un plazo de cortesía para acometerla. Digo yo. Pero no, cómo van a desperdiciar una bala para su particular diana y estropear la escaleta diaria. ¿Con qué relleno el programa, eh, con noticias asépticas y desintoxicadas de mis imperiosos dictámenes? Váyase usted a ver/escuchar el parte de las 9, aficionadillo de a pie, aquí pontificamos como sénecas regionales que somos. Y punto en boca.

Igualmente se critica cada medro en infraestructuras en estadio, museo y ciudad deportiva, tan necesarias como desdeñadas en el pasado, bajo el sofisma que son nimiedades que no desatarán el nudo gordiano de la entidad che. En realidad es así, son simples medidas accesorias, pero se esgrimen para atizar por inercia, como el que se levanta cada mañana. Y además se hace con alevosía y ensañamiento crecientes, como si estos accidentales gestores hubieran gestado encono en alguna de sus vidas anteriores.

Tú raja, que algo queda. Tú dispara, que aún se mueve. A discreción, sin dilación.

martes, 2 de abril de 2013

Los renglones de mi aspirante


(Foto: José Chavero)

Bancos, inversores, pretendientes, deuda, dirigentes apoltronados sin denuedo para dejar paso e incertidumbre sobre el futuro inmediato, es la perenne -y ya asumida- actualidad del Valencia CF.

La entidad de la capital del Turia, pese a estar enfangada en una encrucijada de pagos e incapaz por sí sola de generar recursos económicos suficientes para levantar cabeza, sigue siendo un trono anhelado por varias personas. La única fórmula válida, a día de hoy, de cualquier postulante para derrocar al actual mandamás che y acceder al sillón presidencial es, en primera instancia, mediante una ingente insuflación de capital, y posteriormente con un proyecto convincente para la masa social valencianista. Señera hoja de ruta hacia la Plaza del Valencia CF, número 2.

La de mi digno candidato estaría cimentada en:

  • Pilar 1 > conformado por los materiales CREDIBILIDAD; expedición del pasaporte al poder mediante la compra de las acciones de la Fundación y, por ende, maniobra resolutoria de la fracción más inmediata de la deuda. CAPACIDAD; una vez al mando de la nao che, y corroborada la necesaria solvencia económica de la chequera del nuevo propietario, presentar directrices meridianas que diseñen el acueducto hacia un escenario que permita desencallar a la entidad y botarla de nuevo al rumbo de progresión y desarrollo que merece. Asimismo, proyectar plan de viabilidad para acometer tanto el abono del grueso de la fracción mediata del gravamen con Bankia como reemprender las obras del nuevo estadio. TRANSPARENCIA; propalar con elocuencia los entresijos de las trazas social, económica y deportiva de la nueva cúpula -sociabilizada con el valencianismo de a pie-, despojarse del obcecado hermetismo de estos últimos años y transmitir fortaleza desde la primera piedra.
  • Pilar 2 > conformado por los materiales PROFESIONALIZACIÓN; abandonar la errada praxis del amiguismo, clientelismo y sinecuras varias, guarnecerse de reputados profesionales para consolidar un equipo de trabajo eficiente y focalizar su compromiso con la entidad por encima de intereses particulares, políticos y empresariales. OPTIMIZACIÓN; escudriñar las facetas social y deportiva para localizar las taras actuales y emprender su reversión (tales como derogar el proliferado estado de desenamoramiento de una parroquia desencantada y la confección de un nuevo modelo de cantera, que sustituya al improductivo y obsoleto actual), modernizar los exiguos mecanismos de explotación de la marca 'VCF', globalizándola, y potenciar los canales de riego internacional.
  • Pilar 3 > conformado por los materiales NOVEDAD; divulgar al entorno valencianista una arquitectura totalmente apartada de épocas antecedentes, contraria al actual inmovilismo, que esboce una ventana de aire fresco, capaz de conmover y regenerar la ajada fibra che y atestando el vacuo depósito -que no botella- de combustible del balompié, la ilusión. REALIDAD; no caer en pomposas promesas y exornos superfluos, que edifiquen castillos en el aire que jamás se llegarán a consumar. Cartas sobre la mesa y a trabajar con ímpetu y tesón con los recursos al alcance, objetivos tangibles. Lisonjeros al cajón.

Son meras pinceladas, provenientes de una simple estrella del cosmos blanquinegro, pero son mis renglones del elegido -si algún día lo hay-, del que espero no los dicte torcidos desde el exordio. Y en ese caso, que al menos no sea el progenitor de un motor asíncrono a las necesidades del Valencia CF. Basta de truhanes, no lo merecemos.

jueves, 17 de enero de 2013

Libre Albeldrío




David Albelda Aliqués, o lo que es lo mismo, actualmente el mayor generador de filias y fobias, la controversia por antonomasia, entre aficionados del Valencia.

En el trasiego de futbolista profesional a ex, y apurando sus últimas gotas del elixir valencianista, el de la Pobla Llarga aviva los rescoldos de la consabida guerra fría entre facciones claramente definidas como pro y anti Albelda, cuyas inclinaciones -taxativas o tácitas- lidian de manera encarnizada con posturas excesivamente radicalizadas, lo que, a mi modo de ver, hace que parte de razón -su verdad- se colicuen por el camino.

Variopinto mundo de opiniones este, conformado desde la más entusiasta e intransigente a aquella que intenta mantenerse lo más aséptica posible y eludir ser engullido por el contaminado entorno, que lo está. Amplio abanico de propuestas y postulaciones, atestando gustos y colores, que vienen a bosquejar un retrato desvirtuado del ‘6’, tanto para bien como para mal, entremezclándose ampulosos panegíricos que parecen describir al último mesías del Camp de Mestalla con iterativas invectivas que tratan de ultrajar su nombre, motivadas por el desafortunado -pero real- capítulo extradeportivo que por todos es conocido. No seré yo quien aconseje a estos paladines claudicar ante el asfixiante acoso y derribo de cierto sector del núcleo duro de la prensa deportiva valenciana, no, es necesaria esa herramienta inconformista que actúe en base al principio newtoniano de acción<-->reacción. Lo que sí me parecería recomendable es apartarse un poco de esa línea tan agresiva y despectiva, andar elegantemente por el hilo sin necesidad de caer al vacío faltón. Captaría adeptos ese batallón. O al menos menguaría el grado de inquina recolectado hasta el momento, que no es poco.

Respecto al perenne ejercicio de sumo enaltecimiento a David por parte de periodistas y colaboradores adláteres, a los que crispa la expresión ‘campaña albeldista’ en la acepción que los señala, es un hecho ya implantado en la comunidad periodística deportiva de la ciudad del Turia, por muy alto y grave que sea el tono empleado en sus reputados micrófonos en sus tentativas de desmentir, exculparse o atizar a los “injuriosos desestabilizadores”. Existe, sí, una maquinaria perfectamente engranada y dispuesta a elevar al capitán a techos que, bajo mi humilde punto de vista -seguramente esté equivocado-, no le corresponden, sin querer entrar en turbios asuntos ajenos a su quehacer como futbolista profesional. Y es ahí, con esos aires altaneros y creyendo empuñar el sable axiomático, donde habita la necedad del que pretende imponer su dictamen, desdeñando el resto, primeramente por ser contrarios a su juicio imperioso, y en segundo lugar, algo que repudio con vehemencia, por su procedencia ajena a su profesión. Vamos a ver, que usted es licenciado en periodismo o ciencias de la información, no doctorado en futbología. Ciencia que, por cierto, es intangible, indeterminada y jamás se podrá baremar. Por tanto, no sea obtuso, corto de miras y abra la mente, que el título no es para aleccionar al oyente/lector/telespectador, praxis errónea donde las haya, sino para dignificar un oficio en evidente decadencia y laboralmente maltratado por esta galopante crisis. Igualmente me gustaría hacer mención a lo que denomino ‘infopinión’; acción llevada a cabo por periodistas y que consiste en emitir una opinión encubierta, camuflada o combinada de información, sirviéndose de dicho salvoconducto para colar unos inputs intoxicados, tergiversados a su antojo, labrándolos según sus intereses profesionales o personales. Untura, usura, atadura, las causantes.

Ahondando en términos futbolísticos, y sin querer apartarme de los conceptos más puristas del balompié, Albelda es un jugador cuyo depósito entra en reserva antes de llegar al destino, es una obviedad, si bien el acertado robo de balón en el minuto 93 del ya pasado enfrentamiento ante el Getafe, en un momento del partido completamente anárquico y roto, se esgrimió para maquillar ciertas carencias que venimos anunciando desde hace tiempo. El longevo futbolista valenciano aporta cosas positivas, claro que sí, como son picardía, estabilidad y seriedad táctica -aunque matizo este aspecto; se beneficia de su mega retrasada posición, incrustándose entre los centrales, rol que no he visto desempeñar a nadie más del actual plantel, lo que le permite acometer las coberturas de modo mucho más fácil-, ese punto leñero oportuno y capacidad de mando sobre el tapete. Hasta ahí, paren de contar, no continúen con más loas futboleras porque no hay más carrete del que tirar. Y como contrapartida, negativa, tenemos a un mediocentro cuyo déficit físico evidencia una merma en ocupación de parcela en zona ancha, obligando a retrasarlo unos metros para evitar recorrido de espaldas y resguardarlo con la pareja de zagueros, lo que muchas veces se interpreta apócrifamente como mejoría defensiva, cuando en realidad se está menoscabando el centro del campo, la verdadera asignatura pendiente. Es una pieza relativamente válida, y a pesar de sus últimas actuaciones correctas -no estratosféricas, imperiales ni memorables como se han publicado, se pide un poquito de seriedad y equidad-, habrá que evaluar su competitividad efectiva ante rivales de peso y/o en citas de nivel para ser muníficos con él. Y no al revés, como se actúa por inercia en Valencia, adulterando el producto aprovechando el estatus de su etiqueta, siendo arrastrados por el instigador rodillo tendencioso.

Referente a su supuesto fuero para inmiscuirse en la sección de otros que perciben un gran sueldo del club, lo catalogo de insensato e innatural, rompe la armonía grupal y forja divergencias. No suma, vaya. Una cosa es que las heridas de guerra defendiendo la casaca blanquinegra le hayan otorgado la capitanía y galones para tener potestad dentro de ese vestuario -y de paso tener reservado un privilegiado hueco en el Olimpo de la historia del club-, y otra bien distinta que, estando contratado como futbolista, tenga mayor poder de acción -subliminal, eso sí- que otros accesorios del consejo de administración u organigrama. Roza lo kafkiano. Todo esto cogido con pinzas, claro.

David, uno de los estandartes del Valencia durante la última década -no el único-, merece una despedida acorde a su buen rendimiento deportivo, a su demostrado compromiso y a sus años al servicio de este club, si bien una retirada a tiempo es un claro ejercicio de responsabilidad, no entorpecer más la entrada de savia que renueve una demarcación claramente mejorable, mal que pese a los ultrafans del poblatano. Homenaje que inexorablemente levantará ampollas, ya no solo por los anti, sino por las comparaciones con las salidas de otros grandes valencianistas a los que no se les brindó semejantes honras, sin haber acopiado deméritos que eluciden tal leonino proceder. Arbitrariedades varias…

Como es quimérico conseguir ensartar o sintonizar tan aferrados y distanciados pareceres -singular genoma de la indefectible idiosincrasia che-, allá cada cual con su libre albeldrío...