sábado, 22 de marzo de 2014

Cimientos Pizzi, SL



Como sumergidos en la más luctuosa amalgama de piedras, cemento y arena, pasan las semanas -que parecen meses- esperando que comparezca ante nuestro palco visual ese equipo victorioso frente a los competidores por las habas del próximo curso. Pero no, no llega, no termina de consumarse el propósito intencional, nada para morir en la orilla, cual coitus interruptus. Es una plausible y ambiciosa función que está quedando en grado de tentativa al hacerle sombra los resultados. Siempre necesarios, siempre jueces.

Al rasgarnos las vestiduras tras cada batalla en la que nos privan de ondear la senyera, el efecto túnel nos cohíbe de rescatar un trabajo de fondo, el poso opaco, que está siendo infravalorado por temor a adentrarnos en un bosque no resultadista. Pero haberlo haylo.

En el 105x70 ‘el lagarto’ ha logrado consolidar la intensidad en bloque -donde antes se diluía en presiones descompensadas, erráticas y poco eficientes-, aplicar un torniquete a una zaga castigada por el libertinaje de un sistema disoluto y malinterpretado por los actuantes, reflotar la solidaridad como canon cardinal y simplificar la matriz táctica compleja de Djukic retrotrayéndose a un fútbol más primitivo -minimización de posesión estéril y conducción ornamental en la medular, mayor protagonismo a las bandas y contragolpes en la medida de lo posible-.

Fuera del verde ha logrado voltear una situación que antes nos robaba alguna que otra hora de sueño y rellenaba portadas, columnas y tertulias en el entorno deportivo valencianista, mientras ahora yace latente en el cajón de la cotidiana normalidad. Reminiscente normalidad. Y aquella no es otra que la gestión de grupo -el manido vestuario-, borrando de un plumazo las censuras abiertas al estilo del entrenador, las salidas de tono de sus pupilos y la diversificación de pareceres. Ahora se cabalga por la misma senda, los músicos comparten partitura y tocan al unísono, porque se sienten identificados con la figura de Juan Antonio Pizzi. Que sin darnos cuenta ha cruzado el umbral de técnico a míster. Carisma se apellida.

Estos están siendo los genes del ADN pizzista, que están siendo masticados y digeridos por una plantilla inmersa en un bucle de constante zigzagueo de idearios futbolísticos y oscilante muda de compañeros. Como ese puzle del que nunca sacas tiempo para terminar de componerlo. Mientras curra la empresa argentina campeona del Apertura -que vino a Valencia para enderezar un proyecto no proyectante-, están fraguando unos cimientos concretos, que aun siendo invisibles para muchos aficionados, son perceptibles para el que no se apea en la estación de los guarismos, conceptuando los rasgos cromosómicos del actual VCF. Que confluyan con nuestro paladar futbolero o no, ya es otro cantar.

Estamos ante una idea en ciernes que (mal) vive atenazada por la lógica exacción de un club exigente por naturaleza, transitando por la irresoluta determinación que la mediocridad de un plantel cogido con pinzas -carente de comodines diferenciadores- le confiere. Un paso minado, una tubería atorada, un rayo de sol en el invierno antártico. No obstante, ello no es gracia justificadora para encubrir la realidad de una desabrida temporada de transición -en competición doméstica, termómetro de la regularidad- y que está embebeciendo con cuentagotas a sus fieles militantes.

Nos fulminen en cuartos de la Europa League, nos quedemos a dos palmos de puestos europeos, incluso no logremos aguantar estoicamente en media tabla, me quedaré con los 4 palos de la baraja del santafesino. El heterodoxo trasfondo del encofrado de una casa por hacer. Cimientos Pizzi, en una sociedad (muy) limitada.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Afinidades



Afinidad: atracción o adecuación de caracteres, opiniones, gustos, etc., que existe entre dos o más personas.

Es tan grácil que te atrapa de modo subliminal, y cuando uno quiere desperezarse, ya es tarde, porque se ha apoderado de lo más valioso de nuestros adentros; la voluntad aséptica.

En la larga caminata de un proceso de venta depravado, donde es cuasi imposible escapar de las fuertes corrientes, se pasa por alto el factor de la afinidad por este o aquel medio/programa/persona. Impepinable factor que atesora una de las mayores cuotas de influencia en nuestras formaciones de opinión libre, que nos lleva a posicionarnos cual androide, aunque nos emperremos en que predomine nuestro criterio personal, el salvavidas subjetivo autoconvincente. Se cae inexorablemente.

Además de los rutinarios qué y cómo, continúa vivo y coleando el quién. La manida procedencia, la fuente de la que emana la información y opinión que como receptores nos llega. Cuanta más afinidad, más cala, cuanto más me guste la versión que leo/veo/escucho, mejor casa con mi postura y mejor me siento. Y a la inversa. Desde un grado fútil y angosto, hasta rezar cual padre nuestro sus prédicas. Y es en este último cuando se engendran ciertas religiones infopinadoras, confiriéndoles un estatus divino que cuesta comprender. Todos tenemos predilección por ciertos comunicadores, afilamos nuestra quiniela particular, es inevitable, si bien es aconsejable tomar un poco de distancia y perspectiva sobre ellos, para desimantar inercias.

¿Qué es un licenciado en periodismo/ciencias de la información? ¿Qué es un contertulio? ¿Son seres superiores, mentes clarividentes por encima del bien y del mal? ¿Hay que creer a pies juntillas lo que digan/escriban? Dejar en cuarentena todos esos inputs es un ejercicio de aseo mental que debería incluir toda dieta depurativa que se precie. Pero estar a régimen es un esfuerzo poco acomodaticio, cuesta en este clima de pábulo mascado. Ya juega la intención de cada uno de querer estilizar su figura o ser coleccionista de lorzas.

Por último, saber discernir afinidad de amistad, estación ésta donde no cabe dictamen cabal alguno, ahí se es tendencioso por naturaleza humana. Atadura sentimental.

Afines nacimos y afines moriremos. Piénselo, opinante independiente.

jueves, 6 de marzo de 2014

¿Y si la oferta esa que dicen…



  • enjugase las gravosas deudas y dejase al club sin losa alguna?
  • se apartara completamente del pasado casposo (Llorente & Co)?
  • viniese decidido a terminar el nuevo templo en su diseño original (no el low cost)
  • hubiera cocinado, a fuego lento y en un tiempo prudencial, un proyecto global titánico abrigado por un grupo de grandes profesionales?
  • fuese aparejada a caras valencianas valencianistas de reputado prestigio?
  • tuviera ya previsto invertir una ingente morterada de euros en reforzar la plantilla con el firme propósito de estar de nuevo en el candelero europeo?
  • no focalizase su apuesta deportiva únicamente en traer uno o dos jugadores de tirón megamediático, sino además en escalonar de modo congruente la apremiante insuflación de calidad, primando la confección primorosa de un bloque equilibrado y competitivo a primer nivel?
  • reservara a la cantera un rol protagonista, no de segunda fila, con un plan integral de acondicionamiento para que cumpla con su cometido connatural?
  • hubiese discurrido alternativas para seguir favoreciendo la sociabilización y el buen trato al aficionado?
  • no se apartara de las señas de identidad valencianistas gracias al equipo de trabajo local, con avalado arraigo sentimental?
  • pretendiese potenciar el club en todos sus estratos con carácter globalizante como recurso para reportar beneficios internos de autosuficiencia a medio plazo?
  • valorara parcialmente el ideario e hitos a medio camino de la actual directiva respecto a la marca VCF y prosiguiera su dinámica?
  • no contemplase a la entidad solo como una coyuntura ganancial sino además como un desiderátum personal?
  • incluyera en su hoja de ruta ciertas estrategias urbanísticas en la ciudad, y por ende, no se tratara de un bluf ocasional?